Joanne, una entrenadora profesional de animales, le rescató cuando el animal tenía dos años. Sorprendida por sus habilidades, decidió probar su relación con personas discapacitadas, con las que ha resultado entenderse a la perfección. La fotógrafa que realizó una sesión de fotos con el perro aseguró que "la sintonía entre Joanne y él es perfecta y el animal es totalmente dócil al relacionarse con las personas".
Smiley acude diariamente a un centro para niños y adultos con distintas discapacidades, donde aseguran que los pacientes "se muestran felices cada vez que tratan con él".
No hay comentarios:
Publicar un comentario